Sueños de verano...

Bajo un enérgico sol de justicia, el otro día volvía a boxes conduciendo el coche por las interminables rectas de La Mancha (a unos absurdos 140 de marcador) rumiando, a mi pesar y medio apático, cuantas tonterías tenemos que aguantar en esta vida. Como dice Isma, “La vida de los mortales”… vaya tela, paradoja endémica... Pues sí, mira que nos complicamos la existencia muchas veces por falta de comunicación. Lo peor no es eso, lo peor es la poca voluntad de algunos por solucionar o aclarar las cosas cuando surgen dudas o problemas. Lo más fácil siempre es golpear el clavo que sobresale, ¿para qué complicarnos más? Sobre todo cuando no necesitamos ese clavo para nada.

Quemado por dentro y por fuera, mi codo asomaba por la ventanilla quizá haciendo homenaje a mi padre en su época de taxista. Mis ojos brillaban oscuros bajo las gafas de cristales que me he pillado recientemente (quizá como homenaje involuntario a aquella portada de los Judas Priest de su disco “Killing Machine” / ”Hell bent for leather”; mira, buenos titulos, me iban que ni pintaos). A veces apretaba el acelerador con rabia, cabreado, con mala hostia, algo nada recomendable cuando circulas con un vehículo. Iba solo pero luego, como no podía ser de otra manera, tuve que adelantar inesperadamente a una “conductora” que entró en la nacional a unos 40 o 50 km/h, supongo que sin mirar por el espejo. De haber llevado el coche prota de cierta peli de Tarantino seguro que la regalo un ligero toque para que aprenda que por la vida no vamos solos… ¿o sí? Bueno, a saber, menos mal que nos quedan las motos y los amigos…

Inevitable pensar en el verano que llevamos para compensar tanta mala hostia. Un verano intenso, muy motero. Casi siempre pasa lo mismo: nuestra carreras favoritas del año se celebran en pleno verano, cuando más aprieta el sol (incluyendo la de Laguna Seca, ¡aunque a esa nunca hemos ido!). Primero fue la aventura de participar en las 24H de Montmeló echando una mano al equipo de las “supernenas”, algo muy bonito. Hablo del equipo formado por Mar, Noelia, Carla, Marian y una preciosa Ducati 999R. Se nos pusieron los dientes largos viviendo la carrera desde dentro, tan cerca de sus protagonistas. Tensión, pasión, ganas, cabreos, emociones… eso es vida, amigos, lo demás son solo los preámbulos. Los dientes largos, sí, pero nos ha pasado tantas veces con esta carrera (desde que se celebraba en el mítico parque) que mejor no vuelvo a insistir en el tema. Quizá algún día podamos correrla… ese fue el primer sueño de verano confesable. (Antes, en mayo y junio, vivi el principio de otro sueño pero, como casi todo lo realmente extraordinario, se ha esfumado sin llegar a la primera meta volante.)

El primer sueño se lo debo a mi padre, que me metió ese veneno en el cuerpo hace toda una vida, y actualmente a las ganas de algunos amigos muy cercanos, en especial a Isma (de los pocos que he conocido en los últimos años que lucha por sus sueños). Sus ganas por volver a las 24H era lo último que me faltaba para terminar medio enfermo otra vez. Ya el año pasado nos dio la neura (bendita neura). En fin, ganas que rebotan como en un espejo pulido. Pero seguimos sin encontrar una viuda rica que nos patrocine... Seria tan fácil abandonar... nada, seguiremos luchando, tal vez algún día lo merezcamos, no lo sé.

Seguro que no olvidamos, ní él ni yo, nada de lo vivido durante esos dos días y medio alli, en el circuit, dentro y fuera del box #36. Cuando llegó el abandono del equipo a él se le escaparon algunas lagrimas de impotencia. Eso es amor al deporte, señores. Entre tanta mierda, entre tantos intereses, dinero, medios, poses, managers y gilipolleces todavía quedan anónimos caballeros de las dos ruedas. Qué suerte tengo de conocer a unos cuantos, caray. Y hablando de esos tipos grandes de verdad, qué pasada fue ver a un montón de buenos amigos durante esos días: Tono (gracias por todo, socio, you’re the best!), Gregg, Tomás, Xavi, Jorge, Manu, Gelen, Piper, Edu, Elenita... El sueño de terminar la prueba no se alcanzó pero... casi, faltaron cinco horas para rematar la faena. Sabor agridulce al final pero nada sorprendente, asi es la vida, asi son las carreras. Cuando terminó la carrera para el equipo DESMO BCN el domingo por la mañana, me despedí y me puse mi chupa y mis botas dentro del box, como si yo fuera un piloto (graciosa estampa sin duda). Recuerdo, por ejemplo, la cara de Carla cuando me vió vestirme, decir adiós y montarme en la Infinita con la mayor naturalidad del mundo. Sí, hay muchos tipos de carreras de resistencia, eres joven y hay cosas que no te cuadran je,je, no pasa nada.

Aquel domingo, solo, volviendo a casa, disfruté como un enano por la ruta de El Tambor otra vez. El sueño de verano de participar en las 24H quedó anclado en la memoria, una vez más, mientras vivia el presente disfrutando de la ruta y paladeando esa comunicación hombre-moto que tanto buscamos y que tantas veces nos salva la vida (todo ello después de haber almorzado viendo la última carrera del GP de Alemania rodeado por completo por docenas de Mossos, vaya cuadro). Hacia tiempo que no hablaba con mi moto, casi nunca lo hago con esta pero aquella tarde fue distinta. Lo haremos mejor o peor pero nos gusta montar en moto, atravesar tierras, campos y pueblos, sobre todo si hay poco tráfico como fue mi caso. Cuantas veces nos apetecería perdernos o viajar al fin del mundo y no volver. Bien sabe San Glas que no lo digo por dramatizar. Eso sí, aquel día no pensaba eso. Aquella tarde descubri un pueblo famosillo que os aconsejo visitar si pasáis por la provincia de Teruel sin prisas. Se llama Utrillas, muy cerca de Montalbán (el de la famosa concentración). En Utrillas podréis encontrar un curioso patrimonio minero y varias “rutas pintorescas”. También unas curvitas estupendas si llegáis desde Montalbán, sobre todo si vais apurando la gasolina del tanque (la gasolinera creo que es más grande que el pueblo, curioso, pero me salvo la tarde) y tenéis que trazar fino ja,ja

Pocos días después, todavía en julio, varios miembros de nuestra Peña fuimos al circuito de Recas (donde suelen entrenar con la supermotard Simon y Bautista) a animar y ver correr a nuestra joven promesa SuperPablo en las carreras de minimotos. Da gusto ver a tantos niños pilotos dar gas encima de sus máquinas, vistiendo esos monos de carreras y esos cascos tan gigantescos que les asemejan a la “hormiga atómica”… el futuro de motociclismo pasa también por ellos, habrá que cuidarlos. Ver rodar tan bien a Pablete me emocionó un poco, ¿quién sabe a dónde llegará? Ojala a mis herederos les guste la moto o, en su defecto, algún otro deporte donde puedan luchar, alegrarse, cabrearse y conquistarse a si mismos, la mayor alabanza que conozco. Algo que contar a sus nietos, en suma. Ese ha sido el segundo sueño del verano: un futuro lleno de pasión para nuestros descendientes más cercanos. Aquí os dejo la nueva web de SuperPablo: http://dymotos.blogspot.com/

Y llegó agosto y sus tempestades… Primero lució el sol por tierras galas (enlatado, eso sí), luego volvimos de las vacaciones y todo se oscureció. Menos mal que en el calendario estaba una de las citas más deseadas del año. Sí, las carreras de La Bañeza. Un descanso para un dolor de cabeza y de corazón inesperado. Esta vez, además, ibamos una buena tropa. El año pasado solo Julito, Santi y yo conquistamos la pradera del polideportivo. Esta vez se sumaron a la excursión mucha buena gente, grandes moteros. Para empezar, desde “Polonia” Gregg, último viaje con su actual BMW. Ya teníamos ganas de compartir ruta juntos. Desde Murcia, con amor, venian Xavi y Bego, gran pareja. Les recogí a los tres en Madrid, esquivando hordas de peregrinos ubicuos y pastosos, y policías nacionales en formación que me pararon antes de poder subir por la calle Velázquez el sábado tempranito. No, yo no iba a ver al Papa de Roma, yo iba a ver a mis colegas moteros. Ellos sí predican con el ejemplo, qué cojones.

Desde las Torres Kyo, les llevé a la Cruz Verde y allí recogimos a los demás “delincuentes”: Julito, Rafa, Oscar y Edu. Como juntamos a Julito y a Edu Sparrow todos sabíamos que nos llovería. Da igual el mes que sea, comprobado. Obviamente llovió, y varias veces. Ya solo faltaba recoger al más racing, a Santi, a la salida de Avila, en los “Cuatro Postes”. También llego el más pintoresco, Dino, y su inclasificable Ducati ST2 tuneada pre91, sin intermitentes, etc, etc, etc. Tuvo un problema con su matrícula y la poli en Madrid pero llegó justo a tiempo para salir desde Avila con el resto. Arrancamos y empezamos a enfilar rectas y sol por la nacional. Mucho gas pero ruta aburrida, llena de rectas. Cuando llegaba una curva el cuadro de la moto encendia una imaginaria luz amarilla avisándonos de ella... ¿o fue un espejismo? Asi son las carreras de La Bañeza, te tienes que chupar, previamente, la submeseta norte, tendrias que circuilar a 300 para divertirte. El caso que fue espectacular la llegada (¡intentaron cobrarnos 10 euros por acampar!, claro que se lo fueron a decir al más diplomático, Julito, ja,ja,ja, y casi salen escaldados los dos tipos con uniforme). Pues nada, qué decir, espectacular el momento piscina (querian que me pusiera un gorro en la cabeza, están gilipollas esos socorristas...), el momento supermercado DIA (este año el carrito prestado no fue del Eroski), la lluvia, las charlas, las cervezas con sal (esto merece otro post) y las visitas que recibimos por la noche: GusiluzR6, Anita, Amara, Mamen y demás amigos… mientras algunos se iban a dormir otros nos fuimos al pueblo... a por un bocata de chorizo picante. Joer, como echamos de menos a algunos colegas que no pudieron venir. Ellos saben bien quienes son. Hubiera sido la fiesta perfecta. Todavía nos quedan cartuchos que quemar este año, veremos como termina la fiesta. 

Julito nos enseñó de nuevo su manejo con los melones. No hubo lección magistral pero sí risas y charlas imposibles de trascribir. La larga noche no lo fue tanto, el tiempo es relativo, ya lo dijo Einstein. A Oscar casi le matamos cuando comprobamos que la sal que habia comprado ("para que el hielo no se deforme"...¿?!!) había salpicado todas las latas de cerveza... reaccionamos tarde, cuando comprendimos que la sal la echan en la carretera para disolver el hielo... ¿entonces? la madre que le parió... en su defensa reconocer que la maniobra tenia un motivo más lógico: enfriar rapidamente las latas. Lo consiguió pero el precio fue beberlas con un ligero sabor a sal... Me encantó ver a Amara, una Ducatista increíble, subida en la Ducati de Dino. Tal para cual sin duda... a la espera de que ella pueda volver a pilotar su preciosa 1098, claro. Al final, la lluvia hizo acto de presencia un par de veces más. Les rogamos a Julito y a Edu que, por favor, hicieran algo con sus poderes para desconvocarla. No prometieron nada pero la tormenta se alejó en pocos minutos. Para que luego digan que no tienen poderes (vamos, ni Thor maneja así los elementos).

El domingo fue tan especial como siempre alli. Llegamos a la zona de boxes, sí, esa zona fuera del siglo XXI, donde las cosas cambian poco. Esquivando Bultacos y Ducatis, observando a pilotos, hijos y mecánicos llegamos hasta nuestro amigo Paco Motos y su "nueva" Ossa 250. Qué alegría le dió. Pues no te cuento a nosotros. Cómo lo pasamos acompañándole a parrilla, sujetándole el casco y luego empujándole la moto. Cuanto tiempo llevaba sin ver a nadie cebar su carburador antes de arrancar. Joder, cuantos recuerdos adolescentes. Recuerdo que paraba de cebar cuando mi dedo se ahogaba en gasolina. Entonces pegabas la patada y la Ducatilla arrancaba sin problemas. Paco estaba emocionado, una vez más, mientras nos dirigiamos en tropel a la recta del circuito urbano. Los 2T achicharraban nuestros oídos con música celestial (¡¡pobres 2T, qué poquitos os quieren!!) surgida de vetustos tubarros y de motores con agujeros limados con amor. ¡Maldita tecnologia que nos hace máquinas también a nosotros! Y aunque sujeté el paragüas con poco garbo (tú verás con esta "bella figura" que tengo) lo vivi a tope.

Se da la salida y Paco se mete por la derecha adelantando a algunos rivales. Algunas vueltas más tarde, a final de recta de meta, vemos como hace un "por fuera" de libro antes de encarar a saco esa bajada infernal que diferencia a los buenos de los muy valientes. Las vueltas pasan rápido y la carrera acaba entre aplausos. Poco después, Paco se quita el mono sudoroso mientras le ofrecemos algo de beber. Está contento. Qué gran ejemplo para todos nosotros. Cuanto sintió mi padre no poder acudir este año a la cita. Luego el valenciano nos presenta al futuro... a Maria Herrera, la chavalita de 14 años que está fundiéndose a toda la banda en el Mediterráneo. Ella tal vez no lo sepa pero es parte de nuestro futuro. ¡Buena suerte, campeona!

Nosotros nos despedimos poco después mientras pensaba en el tercer sueño, un viejo sueño que ya os conté en mayo del 2009, correr algún día alli. Otra paja mental, sí, tal vez pero no salpicamos a nadie por tenerla. Mientras tanto tendremos que subir como podamos, y sin miramiento, nuestro Alto del León, puerto jodido dónde los haya si quieres ir alegre en moto, intentando imitar a los verdaderos pilotos, mientras en una de sus últimas curvas jodidas el bueno de Santi me hace un inesperado exterior antológico que me deja con la boca abierta. ¡Viva el motociclismo, aunque acabes segundo! (Santi nació para pilotar motos pero no lo sabe y no se lo cree, ¡una lástima!) Antes de llegar a la mejor zona de la ruta tuvimos que lidiar con un par de nubes negras convocadas, sin duda, por estos dos, el de los melones y el de la Honda negra y guarra. Como contramedidas tuvimos que seguir el sabio consejo de mi padre: cuando te persiga una nube enrrosca para librarte de ella. Y así fue. Una de las veces iba yo delante del grupo y puse en práctica el consejo. Nos libramos de ella en cuestión de minutos. La danza de la lluvia fue corta, lo justo para ensuciarnos las motos.

Se acabó el finde y los sueños de verano atesorados desde que comenzó el buen tiempo. Ahora, aqui sentado, pensando un poco, ya puestos a pedir alguno más, aunque sea más modesto, pienso que ojala corrieran en Suzuka en octubre (visto que Motegi les produce caquita), más que nada para devolver el honor a un gradísimo circuito defenestrado por culpa del accidente que se llevó al bueno de Kato#74, accidente del que no fue culpable el circuito sino la pésima tecnología electrónica de Honda. ¿Pero a quién le importa la justicia que hasta un circuito se merece en alguna ocasión?

¿Alguno más? ¡Ojala seas campeón este año Nico! Y a ti, Carlos Checa, ¿qué podemos decirte que no hayamos dicho? ¡Te lo mereces más que nadie! ¡Forza DUCATI!

Ah, se me olvidaba. El último sueño, inesperado, me llego el otro día cuando un gran colega me dijo que contaba conmigo para montar algo algún dia, algo interesante, sobre motos, rutas, viajes, rodadas, algo que nos haga levantarnos por la mañana con ganas de comernos el mundo. Quién sabe... eso ya seria la bomba.

Sueños de verano… ya que todo indica que seguiremos cabalgando como llanero solitario, supongo que por enésima vez habrá que pensar en canalizar esa energia en lo de siempre, en aprovechar la gasolina mientras todavía quede, en aprovechar los reflejos mientras todavía existan, en lanzar sonrisas mientras aún tengamos cara y en no perder las ganas de vivir mientras el cuerpo aguante.
Bonita foto la que he puesto arriba. Algún día recordaremos esos momentos de hermandad y gasolina. Y gracias a ti, Vero, por tu alegría y compañía.

http://www.youtube.com/watch?v=LIgugzypVXU

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...