La Perla Negra y los piratas...

Llegó la primavera y nuestra querida y mimada Ducati cumplió un año con nosotros. Y llegó por fin la oportunidad de volver a rodar con ella. Ya iba siendo hora... Se intentó en febrero, en Calafat, pero algunos problemillas logísticos lo impidieron. Un poco antes, en diciembre, íbamos a rodar en Cartagena. De hecho, alguno fue, pero al final... ¡a pie, sin moto!, ¡se cayó del banco, allá en tierras polacas, pocas horas antes!, se nos fastidiaron los planes pero las "lesiones" fueron muy leves... En fin, sabíamos que íbamos a volver a sufrir con una Ducati pero lo teníamos asumido desde el primer día. Merece la pena, pocas marcas hay con tanta personalidad (y "cosillas") como una Ducati de este estilo y añada... yo la miro y ya disfruto de su belleza, de su porte, de su esbelta figura... La "Perla" estaba en fase de lifting. Correa, pastillas, tornillos y slicks nuevos, vamos, de estreno. Eso sí, falta rematar su decoración, poner alguna pegatina de algún "patrocinador" (detalle que siempre permite que una moto "gane" un par de CVs), volver a limpiarla a conciencia, mimarla un poco más, hablar con ella, abrazarla, notar sus vibraciones sin que se nos caigan los empastes...
 

La ocasión era realmente inmejorable. Resulta que, por cosas del destino, durante el último fin de semana de mayo se iban a juntar dos eventos muy guapos en la misma zona, en Albacete.

El sábado, amigos y muchos conocidos asistirían a una nueva edición (la octava ya) del "Encuentro de Grandes Viajeros" donde iban a disfrutar de las charlas de grandes aventureros. Lástima que nuestro amigo Gustavo Cuervo, organizador y alma mater de todos estos encuentros, estuviera esta vez ausente, de viaje por China. Nosotros no nos íbamos a inscribir porque llegaríamos por la tarde pero nos dió tiempo para  acudir a la filmoteca y ver la proyección del documental de la vuelta al mundo en Vespa en 79 días, la aventura de Antonio Veciana y su viejo camarada Santiago Guillén. Desgraciadamente nos perdimos la otra gran charla de esta edición, la de la mítica Operación Impala, de boca del gran Manuel Maristany, uno de los cinco miembros de aquella aventura africana.

Por otra parte, semanas antes, comprobé que este año las típicas tandas primaverales de los amigos valencianos de Moclava se celebraban esta vez ese domingo. Cuando miré el calendario y comprobé la feliz coincidiencia la idea estaba clara: ¡pasaríamos todo el fin de semana en Albacete! Poco a poco, como una bola de nieve, se fue formando el "follón" típico de encuentros y asistencias. Primero, la buena noticia que vendria mi family al completo conmigo a la tandas, incluyendo a mis padres, grande. El sábado estaba claro que veriamos al Mudo, casi ná. Y también, afortunadamente, por fin volveriamos a ver al bueno de Luis Dios que, desde Galicia y con su bonita Impala, haría parada en la ciudad en su vuelta vintage a la península, ¡menudo viaje más lírico se ha marcado el amigo, disfrutando de la Montesa, de la brisa y de cada etapa!


Para añadir más granos picantes a la "paella", desde Barna bajarian algunos Tortugas (bueno, ¡de Barna y de Murcia!, que tienen varias "delegaciones"), concretamente, el gran Gregg con Elena y desde la costa Xavi y Bego, genial. Y de polonia, por supuesto, bajaria Isma con la Perla y su preciosa Fireblade Rothmans pata-negra.

Desde Madrid, Bettor y Santi, ambos con sus Suzzis y con ganas de rodar. Para rematar, con ganas de juerga, un par de "managers" de lujo y perversión: el AvispaRoskachapa, en coche deportivo y sin demasiados achaques, ¡sin comentarios! Si a todo esto le sumas que el domingo estariamos todo el día con los locos valencianos, Paco, Alberto y demás, el resultado final no podía ser sino im-presionante. En lugar de hablar mucho y contar lo bien que lo pasamos en la cena racing del sábado y en la pista el domingo voy a publicar algunas fotos chulas, haciendo repaso a la tripulación y comentando algunos momentos...

Comienza la jornada del sábado y el Mudo ya tiene con quién combatir su famosa "timidez" verbal... Luis y su Impala ya estaban en Albacete, el día será largo...


Llega la cena racing... "las cuatro lunas de Jupiter se alinearon...", entre otros, cuatro Luises juntos. Algo de motos se hablaría, seguro...


Llega el domingo, las tandas de Moclava arrancan bajo el sol típico de estos lares. Aqui la famosa Impala rutera de Luis debidamente escoltada por Gregg, Alberto y el timido...


Para variar, estrenábamos slicks... así que terminamos de hacer las cosas bien y nos pusimos manos a la obra con los calentadores...


Roskachapa, ejerciendo de Team Manager, vigilando a los pupilos. Primera tanda, había ganitas... en dos vueltas llega el primer sustillo: ¡me quedo en un cilindro!, vaya, la pipa de una bujía se había soltado, ná...


Al papi se le caía la baba posando junto a los herederos, lógico (del cachorro de león no tengo constancia sanguinia)...

Foto de familia, ¡como debe ser! Uno que no sabemos quién es da la espalda pero de izquierda a derecha, de arriba a abajo, podemos señalar a Gregg, yo mismo, Alberto, Luis, Xavi (apoyado), Mudo, Avispa, Antonio, Isma, mi padre... y otro conocido que se agregó...


"Pepe y Pepa" aguantando el tipo con honor, ¡qué bien conserva el alcohol a algunos veteranos!...


Gregg y mi Ricardet comparando la evolución de la especie, ja,ja....


La tarde y la jornada concluyeron felizmente, la única nota negativa del día fue la leve caída del bueno de Santi, primero por la izquierda. Músico y un dedo tocado, mala combinación...


Dos niños, uno grande, otro más pequeño... a recoger los juguetes...


Bonito "colax" del fiera de Bettor, un experto en todo lo que sea multimedia. Mal día tuvo para rodar pero por lo demás se lo paso de vicio...

Imposible terminar sin agradecer hasta el infinito el buen rollo y la organización de nuestro crack valenciano, el gran Paco Motos!!!!....


¡HASTA PRONTO, BANDA!

El día que Roskachapa y Dani se encontraron (segunda parte)



Pues sí, la tarde prometía. Y mucho. Serian ya cerca de las cinco cuando pagamos y fuimos saliendo del restaurante lentamente, muy lentamente. Las últimas jarras de cerveza eran ya cosas del pasado, ahora tocaba probar gasolina. El sol de invierno comenzaba a brillar con menos fuerza, mientras en la calle, entre sonrisas y cuchicheos, se mascaba un ambiente prebélico en toda regla. Casi parecia un duelo del Oeste. Primero, salieron los protagonistas hablando con cierta complicidad. Había buen rollo, bien. Yo, desde atrás, miraba medio alucinado. Era la hostia. don Antonio y don Daniel, juntos, vaya dos patas pa un banco. Uno, héroe de su panda, as de los "GPs de Suicidón", divorciao, veterano piloto de carreras y de la vida, grueso (vamos a dejarlo así), astuto, afable, con más tiros pegaos que la escopeta de José Doroteo Arango Arámbula (más conocido por Pancho Villa, el Centauro del Norte), el otro, que podía ser su hijo, pequeño, fibroso, centrao, metódico, rapidisimo, sosete (y algo serio para mi gusto) y con tanto talento que solo cinco o seis tipos en el mundo le superaban.
Miré su rostro otra vez. La cara es el espejo del alma ¿no? y si eres tio, no veas, somos más transparentes que mi visera a primera hora de la mañana. Ostris, quizá se lo estaba tomando en serio, ¡pero en serio de verdad! Pues sí, veterania y astucia callejera contra el talento inmaculado de un gran campeón. Dani, desde su discreción y mesura, sonreía para sus adentros. Creo que todos le dábamos un poco de pena, normal, ja,ja,ja,ja... ¡en qué hora entró en aquel local!, pero las cosas estaban asi, ninguno iba a volver al geriátrico o al frenopático antes de acabar con aquel duelo de pistoleros motorizados. Al final, la apuesta consistía en llegar hasta Arnés y luego volver alli, a la gasolinera cercana al asador. A los protagonista les pareció bien. Uno, Roskachapa, calzaba en su XX1100 unos Metzeler semideportivos, Dani con su novísima Fireblade 1000, unos picudos Miguelines (cuento esto porque como vivimos inmersos en el marketing de las gomas, pues nada, ahi van los datos de la ocasión, ja,ja). En principio, por moto y talento, la balanza caía del lado del campeón del mundo. Por factor pista y ganas, la balanza se inclina hacia el veterano. Quizá partian con las mismas posibilidades...
Roskachapa se quitó su sombrero de cowboy y se lo dió a su socio, el Tábano, mientras ponía cara de carreras y revisaban las presiones. Como Dani es un caballero ofreció a su rival una ventaja de tres minutos para intentar contrarestar el factor máquina. Roskachapa agradeció de corazón aquel hermoso gesto pero lo rechazó. Las reglas eran claras. Ganaria, obviamente el que primero regresara de Arnés. Siempre sin poner en peligro a nadie más, por supuesto, y pasando por los pueblos a 60 de marcador. Por lo demás... no habia nada más que decir. Rapidamente nos organizamos. Mandamos al Mudo y a otros dos (Gusiluz, Sparrow) hacia Arnés para intentar atraer a todos los posibles grillos que pudieran estar por la zona. Luisito, con su labia habitual, tenia la encomiable misión de distraerles durante media hora si encontraba a alguna patrulla. No era una tarea dificil pero sí importante. Mandamos también a Rosa-T, nuestra dama del asfalto, como refuerzo por si Luisito cansaba a los civilones. Ya se sabe, con ellas muchas cosas son más fáciles de conseguir. Mandamos al caballero de la Aprilia y al poli, Simón, a los pocos cruces que atravesaban el improvisado circuito. Todos los "organizadores" estariamos en comunicación directa por móvil. Desgraciadamente, ninguno de los dos pilotos llevaban bluetooth en el casco por lo que cualquier aviso tendria que ser comunicado al viejo estilo, por el camino, y con las manos (obviamente no llevábamos banderas), no había problema, eramos más que suficientes para cubrir los casi cincuenta kms. del recorrido. En la salida-meta se quedaria el Tábano, que no queria coger la moto. La última vez que le vi en ese rato estaba ya ligando con la última camarera que nos atendió. Le pedimos un poco de concentración y afirmo con la cabeza. Hizo una apuesta, sabia quién ganaria aquel duelo. Yo no lo tenía tan claro... no me atreví a apostar, ¡imperdonable!
Con las motos ya arrancadas, casi en el último momento, Roskachapa le recordó a Dani que tendria que tomarse un 103 si perdía el duelo. Dani sonrió y asentó... al final añadió también: "muy bien, pero en ese caso tú te tomarás un Trina." Wowww, fue de las mejores ideas del finde, como luego veréis.
Hacia quince minutos o más que las liebres se habian ido en busca de problemas. Por los móviles todos decian "ok"... no habia moros en la costa. ¿Tráfico? el normal, poco por aquella preciosa carretera.

Los pilotos Honda se alinearon frente al semáforo que te saca de Alcañiz hacia las glorietas que te mandarian, años después, al circuito de Motorland, a Teruel o, en este caso, hacia Tarragona. Roskachapa en esos días aún andaba más que ahora (aunque cueste de creer) pero el rival que tenia ese día era temible, fantástico, mundialista, ligero, talentoso... ¿qué pasaria? Ninguno de los dos estaba acostumbrado a que otro piloto les venciera. En eso eran muy parecidos. La amiga del Tábano, la camarera buenorra, apareció de pronto con un pañuelo en la mano (¡como en la peli Grease, en el duelo con los coches en el canal!). En unos instantes, la luz del semáforo se volvió verde y salieron ligeritos los dos pilotos, sin mirar atrás pero sin levantar rueda ni chorradas semejantes. La camarera llegó tarde pero no se quedo con las ganas de ondear el pañuelo (sic, el que se aburre es porque quiere...) El sonido, alejándose, era fantástico mientras aqui moi se afanaba en que no se le escapasen demasiado. Sí, me tocó ir de coche-escoba o safety-bike, por lo que pude ver algunos cosas. Al llegar a la glorieta, Dani entro ligero pero comedido, mirando hacia un lado. Creo que quería que le pasase Roskachapa por fuera pero no lo hizo, simplemente nos juntamos los tres (¿¡!?). En los primeros kilómetros nadie tiro fuerte. Vi como miraban por los espejos. Sobrepasamos a un par de coches que no sabian donde se estaban metiendo y, enseguida, nos adentramos en las primeras oscilaciones del terreno. De pronto vi a Dani hacer una trazada de libro, rápida, única, gloriosa, casi de Gran Premio. Ya sabéis, "la trazada es sagrada". A mi me parecio perfecta mientras lo veía alejarse. Roska se quedó un poco retrasado pero en la siguiente recta explotó el motor de su pájaro negro mientras Dani se encontraba los primeros parches del asfalto. Ay, amigo, llegaban los baches y un cambio de asfalto que nadie imaginaba. En una larga de izquierdas, Dani dejó de "aburrirse" y aprendió que por carreteras es mejor, en ocasiones, esconder la rodilla. Mientras hablaba con el asfalto en esos términos Roskachapa se puso a su rebufo y en una bajada sinuosa vi como le hizo un exterior que casi me infarta. Dani se mosqueó, sin duda. Fue de esas pasadas que pican, casi por el arcén contrario. Pude percibirlo desde lejos, el mundialista iba a dejar de intentar jugar al ratón y al gato. Quitó una marcha y volvió a rebasarle. Enseguida llegaron a una zona sinuosa más lenta de apoyos en primera y segunda. La agilidad del piloto HRC y de su R fueron determinantes, de nuevo se escapó. De repente se topó con un coche y como habia linea continua no le rebasó. Su rival vió su actitud y mantuvo la distancia. ¡Gracias a todo ello pude acercarme al dúo! Poco después aceleraron y pude ver, por primera vez, como aprovechaban toda la calzada durante los siguientes kilómetros, ¡qué gozada! Dani comenzó a tumbar casi como en su carreras, olvidándose (malo, ¡malo!) que iba con ruedas de carretera, deportivas sí, pero de calle. Ya sabéis, que los superpilotos con motos de calle a veces se olvidan que no van con sus supermáquinas y sus superneumáticos y la cagan... Afortunadamente, no llevaba avisadores y eso mismo le salvó, creo yo, de hacer el "trípode" en una paella a derechas que abordaron como si fuera la última curva de sus vidas. Yo casi me salgo recto pero luego me contaron que...


El piloto del Mundial se paso un poquito de frenada en una peraltada de tercera. En la siguiente se quedó corto, todo tenía una explicación: las curvas ciegas y desconocidas no le hacian ningún favor. Roska no apretó durante algunos kilómetros, parecía un lobo aguardando su momento o quizá necesitaba un buen 103 para pillar definitivamente el puntito racing, nunca lo sabremos. Mientras tanto, Luisito comunicó que veía una patrulla acercarse a su posición, caminando. Era en la entrada de uno de los pueblecitos, uno que tiene una pequeña gasolinera Cepsa. Dejó de hablar por el móvil y se acercó a los de uniforme verde moviendo sus brazos. Hizo que le mirasen como a un extraterrestre y enseguida les habló de su dama blanca, su Guzzi. Por lo visto estaba a punto de ebullición, les pidió un extintor como quién pregunta la hora. La abdución fue completa (¡menos mal!), los dos pilotos llegaron muy fuertes a la entrada del pueblo aunque pudieron frenar lo suficiente para reducir el ruido atronador que traian de regalo. Los Civiles apenas prestaron atención. La ventaja de la Fireblade sobre la XX era de unos cuatro segundos largos. Yo paré en la gasolinera para descansar un poco. Los protagonistas llegaron en ese orden a Arnés (por cierto, este pueblo, años después, alojaria en ocasiones a la peña de seguidores de Dani, con motivo del GP de Aragón).

De repente, varios minutos más tarde, me avisaron que ya volvian. Dejé de reposar y me puse en marcha sin dejar de mirar por los retrovisores a modo de doblao acojonao que espera que le acribillen. Efectivamente, no pasaron ni dos minutos cuando me hicieron sendos "top gun" por la izquierda, yo no iba despacio asi que no quiero imaginar qué marcaban sus relojes... Por la zona de las curvas ciegas (un precioso tramo donde solo falta pintar los pianos, lo digo en serio) Roska sacó uno de sus ases en la manga frenando un poco de atrás (mientras aceleraba a saco) para hacer lucir la luz trasera. Entre eso y que su rival no se fiaba de aquellas curvas mentirosas, por primera vez, el viejo canalla se escapó unos cien metros. Parecía definitivo pero Dani se recuperó en apenas un par de kilómetros. Llego hasta él y le dió un hachazo antológico en una curva en bajada a izquierdas donde, varios años después, casi hace un recto un querido amigo nuestro, el gallego-ducatero. El mundialista se sintió ganador por última vez..., lo que no se esperaba es que justo a continuación Roska se acercaría a su colín y se lo movería con su mano izquierda, ¡momento clave, y a más de 190! Dani cortó lo justo para perder una docena de metros mientras miraba preocupado hacia atrás, ¿degradación de neumáticos?, ¿falta de grip?... mmmmm.. no, solo boxeo callejero, digo, tretas callejeras. Su rival apretó y  rozó con media moto en las siguientes curvas rápidas dejándole medio clavado. No nos engañemos, ya no se estaban guardando nada pero la ventaja de Roska fue definitiva. Una sacudida de atrás fue todo su balance negativo mientras Dani se mentalizaba que no merecia la pena jugarse la vida para ganar aquel estúpido juego de motoristas borrachos y pendencieros. Quizá tenia razón, quién lo duda... Llegaron a Alcañiz con una diferencia de, más o menos, diez segundos. Primero aplaudieron al ganador, luego al dignisimo rival. Por último, cuando ya llevaban un minuto me aplaudieron a mi. Qué horita me habian dado estos dos megacracks, de "incendio total" como diria Alex.

Ya sin los cascos, no hubo muchas palabras, solo algunas miradas entre los corredores y algún lógico reproche:

- ¿Por qué has hecho eso, abuelo? -espetó el piloto de HRC
- Siento la bromilla pero no podía dejar que me ganaras. Eres más rápido que yo, tenia que compensar con la experiencia. Eso sí, todo hecho con total seguridad y confianza. Era una cuestión vital: si llego a perder y se enteran los "Taparajas" me quedo sin todo mi glamour. Mis felicitaciones más sinceras, todo un honor y un privilegio rodar con vos, eres todo un campeón.
- Joder, vaya explicación... -soltó algo molesto el tricampeón mientras se bajaba de su montura.
- La más sincera, soy de la vieja escuela, de paddocks con tiendas de campaña y roulots, de los Macadam y balas de paja, muy buena carrera, estaba a puntito de nieve, ha sido glorioso, insisto, mis más sinceras felicitaciones.
Algo más comentaron entre ellos pero no nos enteramos. Realmente, daba igual el resultado, eran sin duda dos grandes campeones y habia sido una carrera en toda regla.

Pronto nos reunimos todos los "controles" y demás "banderas" en el mesón donde de nuevo nos recibieron como a leones hambrientos. El dueño tenia una cara entre agradecido y acojonado. Sabia que iba a hacer caja pero no tenia claro a qué precio ja,ja... El momento de cumplir con la apuesta llegó... Después de mucho hablar y celebrar la jornada y el duelo, Dani tuvo que enfrentarse directamente al vaso de tubo con el 103, la light y los hielos... miró a su alrededor y sus ojos dejaron claro qué pensaba... "¡Cabrones!"... A Roska le recordó lo del Trina, quizá le jodiera un poco beber algo tan soso... El caso es que, por primera vez en mi vida vi, vimos, como nuestro ferretero favorito tenia que lidiar con semejante refresco sin burbujas. Hubo risas pero al final, ambos dos, cogieron los tubos y se los acercaron hasta la boca. El primero fue Dani, al que no le tembló el pulso, precisamente. Su primer trago fue a modo de "prueba"... el segundo fue como en plan "concentrado"... se quejó un poco y pidió un pincho para luego "amortiguar" la sensación... rapidamente trajeron de la barra uno de tortilla y una tapa de jamón... Roska, Simón y el Mudo le iban felicitando... "venga, venga, que tú puedes... solo te queda más de la mitad... "... joder, los ánimos eran cojonudos, Dani los miró con una cara que a mi me dió miedo pero asentó con la cabeza como diciendo "que ya lo sé, cojones, que os pensáis...", y así, en silencio, ante una tensión que casi se podía cortar con un cuchillo, se trincó el resto del contenido de un largo, glorioso y suicida trago.. un trago que duró poco más de unos pocos instantes. Creo que metió la pata por ello pero bueno, ya somos mayorcitos... A continuación movió los ojos y se jaló la tortilla con una rapidez inaudita. Todos nos reímos un poco y casi le vuelven a romper la espalda a palmadas felicitándole... "¡Eres el mejor, tio!" dijimos unos cuantos. El caballero de la Aprilia le ofreció su mano como gesto de admiración pero nuestro mundialista comentó que preferiria levantarse un poco... Roska comenzó a saborear el Trina pero vi como, una y otra vez, miraba el interior de su contenido como si estuviera buscando algo en su interior..

De repente, llegó un coche de los de verde. Entraron en el local y nos dijeron que estaban buscando a dos locos motoristas que habian estado jugando a las carreras. Todos pusimos cara de extrañeza... Una vez más el Mudo intervino y nos salvó... ¡qué grande eres, Luisito!, reclamo su extintor y una grúa, también una ambulancia porque teniamos un amigo muy tocado del estómago... Enseguida empezamos a pensar cual... el caso que seis o siete nos tocamos el estómago al mismo tiempo, joderrr. El sargento miró al pobre hombre del bar que seguía flipando en colores y, por fortuna, ante la pregunta de qué si llevábamos toda la tarde alli el dueño del garito contestó (con la seguridad o desesperación que proporciona a veces el pánico) que sí, que llevábamos todo el día y que tenia un cliente tocado de la barriga. Fue decir aquello y la tensión disminuyo... casi tanto como la figura de nuestro piloto mundialista. Volvió a sentarse y comenzó a quejarse. Nos quedamos gratamente sorprendidos. Qué tio más enrollado, cojones, ¡gracias tio por seguirnos el juego, pensamos! Gusiluz no pudo evitar acercarse y ejercer sus dotes médicas, fue la primera en darse cuenta de que no, de que este chico no estaba de coña, de que le habia cambiado el color de la cara y hasta el pulso. Yo al principio pensé que estábamos todos fumaos.. pero a un nivel jamaicano.. pero no, hasta yo, que no me entero de nada me di cuenta que se estaba poniendo malo, malo, pero malo de verdad... El otro Civil que, por lo visto, sabia de estas cosas (había trabajado durante años en la ruta del Bakalao) se acercó y nos dijo que tendria que llamar a a esa ambulancia... De repente todos nos comenzamos a preocupar, nadie sonrió... Los acontecimientos sucedieron a una velocidad de vertigo: mientras el agente marcaba un número en su móvil, el futuro Jack Sparrow se acercó a Roska que llevaba callado mucho rato y comenzó a preguntarle si tenia sueño (¿¿??) Fue tocarle y se nos cayó al suelo, ¡¡hostia puta!! La mitad dejamos medio olvidado a Dani y nos acercamos hasta nuestro amigo.. ¿qué te pasa, maestro?
- El puto Trina me ha sentado mal, si es que esas guarrerias venenosas las carga el diablo, me duele la tripita y veo triple, necesito una enfermera de blanco ligera de cascos y con dotes de mando.  Tábano, cabrón, esto ha sido obra tuya. ¡¡Lorenzo campéon!!

Dicho aquello, el maestro se nos durmió tarareando una rumba y pidiendo una enfermera vestida de cuero.
Y de esta forma tan alucinante dos de los mejores pilotos del mundo salieron de la misma manera de aquel mesón aragonés (que a partir de entonces colocó el típico cartelito de "Reservado derecho de admisión"), es decir, en camilla, compartieron ambulancia, habitación y noche en el hospital de Alcañiz. Fue una noche larga pero mira que nos reímos con las enfermeras (normales) contando lo que habia pasado ja,ja,ja...
Insólitos, inigualables, ¡grande Dani, grande Antonio!


Con afecto, esta historia se la dedicamos al campeón de Pinto, de "Suicidón" y demás zonas de España, experto en tornillos y luces de neón, piloto de altura y gran amigo de sus amigos.




GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...