Pequeño Stalingrado inesperado (y el retorno del "probador")



Quién me lo iba a decir durante el pasado otoño, quién se iba a imaginar que pasaria en total unos seis meses sin moto, como os avanzaba un poco en otro post. Entre averías, chapuzas y movidas ha sido un invierno (y una primavera) largo, duro y caro. Asi que, casi sin querer, terminé otra vez de "piloto probador". Tómese ese término de manera simbólica, claro, para identificar esas etapas en que apenas tocas tu moto pero resulta que, por H o por B, terminas montado en otras a la mínima ocasión.

Todo comenzó cuando en noviembre la Infinita no arrancaba y comprobamos que no tenia compresión. Con el "cerro" de kilómetros acumulados, era lógico hacerla el motor. Por eso asumi sin poner un pero que durante algunos meses estaria sin moto... Pero, al final, sí que rodé con alguna... Todo gracias a gente diez, amigos que, ¡sin pedirselo incluso!, te la ofrecen. Qué menos que darles las gracias publicamente. Sé lo delicado que resulta siempre prestar tu moto, ya solo con la idea te puede entrar en ocasiones la sonrisa floja, aunque confíes en tu colega, aunque sea por pocas horas, aunque el tio sea un champion responsable... Salvo contadas ocasiones, recuerdo "el dudar" típico que nos asalta en esas circunstancias, por ello aluciné las veces que, al sacar el tema, me lo propusieron. En noviembre el bueno de Ray me dejó su preciosa y exclusiva 848 para un fin de semana largo y genial que disfruté con Julito y Tyto en tierras aragonesas. En principio ibamos hacia Morillo de Tou para participar, por fin, en la reunión por invitación que celebra allí el bueno de Juanki desde hace muchos años. Algunas cosillas se torcieron y terminamos ruteando por mitad de los Monegros bajo el manto negro de las estrellas. Como hacia buena noche fue una sensación genial. Cuánto echaba de menos esos tramos perdidos de la mano de Dios, en buena compañía, sin mirar la hora, sin tráfico, sin agobios... ¡y con gasolina todavía en el depósito! Al final, encontramos de casualidad un enorme albergue-santuario iluminado en mitad de la nada, entre ladridos de perros lejanos y una tranquilidad que invitaba a que apareciera por los caminos que atravesamos o la chica de la curva con su gélida sonrisa o un asesino campestre con navaja en ristra y boina calada. Pero no, los dos artístas recreados por mi imaginación no llegaron a presentarse, mejor. Ah, qué bonito es saborear esos momentos fuera de guión, ruteando en ocasiones sin tener ni P.I. de dónde estás. En nuestra "religión" no existe los GPS, como mucho el plano Michelin, pero en esta ocasión tampoco ya que ibamos un poco a la "aventura" (entre comillas, que no estábamos en mitad del desierto del Gobi, claro). En fin, buenos ratillos que hay que disfrutar y experimentar cada cierto tiempo, fuera del hogar y de la cómoda rutina, ¡que pasamos demasiados días al año bajo la influencia de la famosa "zona de confort"!, sé que me entendéis y, aunque alguno ponga esa pega, a veces no hace falta ser millonario para salir de "aventuras", no hace falta irse a las junglas de Asia o intentar localizar a Tarzán en el continente negro, todavía se pueden encontrar rincones medio perdidos en la geografía nacional, por fortuna.

Después de alucinar por la suerte que habíamos tenido, y de descubrir un poco el santuario y su entorno, disfrutamos de una buena charla con el "posadero" justo antes de gozar de una interesante cena regada con un vino potente de la región. Estábamos casi solos en aquel edificio tan pintoresco. Luego, a dormir contentos en unos catres modestos pero cómodos en formato litera, descansando placidamente después de algunas risas y absorbiendo en el cuerpo y en la mente la paz casi espiritual que emanaban aquellos muros. Al día siguiente, consumimos muchos minutos disfrutando de los paisajes que nos rodeaban en mitad del silencio de la mañana. A mi me costó un poco más ya que, pocos minutos antes, sin querer, se me rompieron las gafas de ver... las que uso para conducir por la noche, principalmente. En todo caso, en una dirección se podían ver, nos aseguraron, en días despejados, Los Pirineos. Por otro, logicamente el cercano desierto, y girando un poco la vista algunas vegas y la ciudad de Zaragoza al fondo. Por cierto, ya no eramos los únicos huespedes, varias motos de campo habian aparecido aquella mañana en la esplanada. Toda la zona es muy apreciada por los amantes del off road, y no me extraña. Al final no pregunté la altitud pero es un dato nada dificil de conseguir, por pura curiosidad. Cuando sacamos las motos de la vieja cuadra (literal), sonreí agradecido, todavía sorprendido por el comportamiento noble y dócil de la italiana. No pude más que rendirla pleitesía y hacerla algunas fotos, esta por ejemplo, que me parece estupenda:


Sin duda, la mejor Ducati que he probado nunca (y he probado unas cuantas, incluyendo su hermana mayor, la explosiva 1098). Me lleve una buena sorpresa cuando monté en la 848 por primera vez. Su posición, algo radical, me parecia casi una tortura durante el primer kilómetro, tanto que llegué a pensar que, mejor, me daba la vuelta. Al final, me adapté y, pocos días después, ruteando con ellos camino hacia Aragón me di cuenta lo ligera que era... y lo obediente que es la típica tracción de las motos de Bolonia con esta cilindrada. Comparada con mi querida Infinita sus considerables menos kilos se notaban facilmente en cualquier tramo y no te digo nada en las curvas. Su sonido emblemático y lo "tramposo" que llega a ser en ocasiones aconsejan mirar el tacómetro para saber a qué trapo vas circulando realmente ya que, normalmente, da la impresión de que vas más despacio que si vas a esa misma velocidad con un "molinillo" japo.


Terminamos esos días circulando a nuestra bola por carreteras comarcales y nacionales que nos llevaron por Monegrillo, Belchite (el famoso pueblo de la Guerra Civil), Herrera de los Navarros, Daroca, etc...


 Siento parecer exagerado pero volvi a casa medio enamorado de la italiana, sobre todo por su parte ciclo y sus poco peso, en resumen, ¡qué maravilla de moto!.. entiendo que rutear con una Ducati implica cierta dosis de valor, por mucho que me pongan a parir sus más acérrimos fans... pero los años son los años y hemos visto de todo en este aspecto, pero salvando ese matiz, si pudiera, seria una de las motos de mi hipotético garaje ideal. La utilizaría para salir con ella de curvas, hacer viajes de medio alcance y hasta para dar un garbeo corto con paquete... Por cierto, sigue en venta, y está recién revisada, ¡buena ocasión para adquirir una auténtica Ducati pata negra, deportiva y noblota!


No voy a comentar otras motos que me prestaban pero que decliné gentilmente. Pensé que no era de recibo abusar de mi suerte, basta que pasara algo para volver al infierno y ya tenia suficiente con el mio.

¿Qué infierno? El vivido después de sacar la moto en febrero pensando que estaba "hecho el motor", hecho a precio de oro por cierto, ¿dónde?, en MOTO CANARIAS (en Madrid, ojito si lleváis la moto) con motivo de sus 100.000 kilómetros en menos de cinco años... Menos de dos meses después de sacarla de alli, apenas unos cientos de kilómetros rodados con cariño y tranquilidad, y un buen día, camino de Cebreros, todavía haciendola el rodaje (sin pasar de 6500 rpm en ese momento) un buen amigo me aviso en marcha que parase, que iba saliendo cantidades ingentes de humo blanco. ¡Quemando aceite como pocas veces he visto en ninguna moto! Varios testigos lo pudieron ver. Llamé a la grúa preocupado y jodido. Una nueva "revisión" y excusas como que "una bujía estaba comunicada", argumentos que no nos convencian a ninguno. Volvi a confiar y desconfiar a partes iguales... si un 4T quema aceite, hasta yo, que no sé mucho de mecánica, sabe que solo pueden ser dos cosas: rotura de segmentos o algo de las válvulas/guías. Pues nada, empeñados que era lo de la bujía comunicada... que, en todo caso, podía ser una consecuencia del problema, no la causa. No solo querian volver a cobrarme algo de dinero por la "nueva revisión" sino que a los pocos kilómetros todo volvio a estar igual, ¡más humo blanco! Harto de esta gente me fui a un taller con otro enfoque, gente más honesta y preparada, GV RACING, donde sin darles muchos detalles me ofrecieron la posibilidad de abrir el motor antes de hacer nada y ver qué se había roto... aunque las sospechas eran precisamente lo indicado arriba. También alucinaron cuando dije que no me habian aconsejado cambiar los casquillos de bancada todavía... con 103.000 kilómetros a cuestas...

¿Y qué descubrimos? pues mira por dónde un segmento estaba reventado y habia arañado la camisa del cilindro. ¿Y como fue esto posible? pues muy fácil: por culpa de unos segmentos mal metidos, sí, metidos ¡a presión!, sin desmontar el bloque de cilindros como indica Honda (y que he visto que no requiere mucho tiempo), como me habian confesado en el otro taller para "ahorrarme" horas de mano de obra! Sí, menudo ahorro. Estropeando por ello la camisa y obligando a la sustitución del bloque entero (van al nicasil), vamos, una avería seria.

Un día de "convivencia", y delante de mis ojos, más cosas que nos encontramos al quitar plásticos y luego desmontar el motor (solo comento las principales):

- El motor estaba lleno de grasa y silicona ¡¡!!

- Las ocho válvulas supuestamente sustituidas (las de escape) estaban peor que las ocho de admisión...

- Uno de los cables del gas, el de retorno (¡casi nada!) supuestamente nuevo estaba despeluchado... sin comentarios...

- Tonillos sueltos en la tija... sin comentarios...

En fin, un elenco de despropósitos que me resultaba dificil de creer sino lo hubiera visto con mis propios ojos. Solo limpiar el motor consumió algunas horas pero fijaos que bien ha quedado (foto de arriba del todo, por ejemplo).

Aqui algunas de las piezas sustituidas... primero los viejos pistones (conseguimos cuatro pistones seminuevos, además del bloque cilindros) y diversos casquillos sustituitos, etc...


y aquí el famoso cable de retorno del gas, supuestamente cambiado por uno nuevo en la anterior revisión. Un tema serio, "algo peligrosillo" si se termina de romper en marcha...


Llega el verano, ahora empezamos a respirar tranquilos. Ya hemos consumido los kilómetros del nuevo rodaje. Todo va como la seda. Parece mentira que con todos los tiros que hemos pegado ya en este mundillo a veces confiemos demasiado en viejos conocidos que, por lo que sea, esta vez nos la han clavado... pero terminarán mal. Lo de siempre, cuídado donde llevamos nuestras queridas máquinas. Para cobrar todos son muy hábiles... pero no todos tienen las mismas manos y la misma profesionalidad.


¡A por otros 100.000 kms con la Infinita!


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GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...