Levántate y... ¡ruge! (frenando...)


Madrugamos con algunas mariposas en el estómago todavía. ¿Cómo iria el finde?, ¿cómo se comportaria nuestra veterana amiga de verde y blanco?... ¿y yo? bueno, la verdad que no dormi mucho, aunque suene a topicazo. No era una carrera, se trataba de una exhibición pero no se va de paseo (¡por fortuna!) y apetece apretar de lo lindo. Si vas para ir de paseo no merece la pena el esfuerzo, el dineral que al final te gastas y molestar a la gente. Siempre con coherencia, las cosas bien hechas, mejor. El caso que llevaba once meses sin subirme en la Ossa y, aunque es vieja conocida, quedaba esa simpática duda ronroneando un poco por la cabeza...

Salimos a una hora prudente de Madrid (8h00) y en unas tres horas ya estábamos aterrizando en el polígono de La Hiniesta. Descubrimos unas calles adornadas ya con alpacas, cintas y más gente de lo habitual para ser un sábado por la mañana. El día iba a ser caluroso, sí, el sol de verano caia ya aplomo y no era ni mediodía... Entramos saludando por la calle de boxes hasta llegar al final, justo donde estuvimos "alojados" en el 2014 con los gallegos. Bajamos la Ossa de la furgo alquilada y saludamos a algunos amigos y conocidos. Enseguida llega Champi con su Montesa y montamos su carpa en el lugar que habiamos reservado.

Revisamos tornilleria y carburador, limpiando chiclé y boya, todo en orden. Comencé con el ritual de la mezcla y mire la cuestecilla que teniamos justo al lado, me vendria bien para arrancar... porque sí, seguiamos sin arrancar la moto aunque las tripas me aseguraban desde el viernes que lo haria sin castigar demasiado mi físico. Subi empujando hasta la mitad de la cuesta (que luego haria de extensión del Paddock) y me subi a ella. Me deje caer en segunda y al primer golpe con el culo el motor comenzó a rugir...¡¡demasiado!!.., cual fue mi sorpresa cuando se acelero a tope... brooummmmmmmmm....salgo lanzado, ni freno ni embrague eran suficiente, muevo la mano izquierda para darle al botón de pare pero ¡apenas cortaba corriente! Se puede decir que bajé raudo la bajada, con riesgo de "empotramiento" incluido entre los coches aparcados, la valla y la carpa de los extremeños de Bultaco-KTM, ja,ja.. La campana del carburador se habia quedado arriba, claro, no parecia nada más grave. Miramos el puño de gas y el father resolvió el problemilla, se habia quedado pillado el cable. Volvi a repetir la operación y esta vez arrancó la niña sin embalarse como una loca, ¡buen comienzo, todos despiertos!

Champi traia su preciosa Impala roja, luego comeríamos juntos. A nuestra derecha más norteños con sus Sanglas (ya tienen valor, no pararon de abrirlas durante los dos días) y alguna ligera Ducati... Un poco más allá estaba el veterano piloto de las Motociclismo Series, Cuco, con su preciosa Ducati 851, un poco moderna para este sarao pero muy bienvenida por todos. El pobre cambió su habitual dorsal 7 por un 61 que, total, suman lo mismo. Y todo porque yo ya lo había reservado el famoso seven. ¡Sí, otro fan de Barry! Ya era hora que coincidiéramos en persona en alguna prueba. Además, siempre es agradable escuchar y ver rodar a los veteranos. También saludé a Quirós, quizá el más rápido de todos los pilotos alli congregados, todo un campeón de las Clásicas como atesora con su más reciente título. Aparte de su Guzzi traia otra joya recién estrenada, una preciosa RD. También charlamos con Roy (el asturiano veloz), con los mencionados extremeños, con otros norteños, etc, echando de menos también a algún gallego y a algún navarro célebres y expertos (Xose y Edu)...
El sol apretaba de lo lindo pero el día me reservaba más presencias agradables. Mudo llegó por fin desde la estación de tren, y además, Jop y Bego aparecieron por alli, ¡todo un placer! Y cual fue mi sopresa cuando descubro de repente al bueno de Tyto en la carpa de al lado, yeah...


Salimos por fin sobre las cinco y pico de la tarde. Arrancaba la primera manga, todos juntos al final, 2t y 4t, con ganas, recordando bastante el bello trazado de unos 1300 metros. Formar parrilla fue emocionante, alli estaba lo más granado de cada casa, como a veces decimos bromeando. Alguna chicane, como siempre, un poco molesta y apretada, y como decia Quintial, otro colega veterano que por fin conoci, las balas de paja eran de las peligrosas, de las grandes, esas te destrozan en caso de choque, mejor seria colocar las alpacas pequeñas... en todo caso, contentos y con ganas. Enseguida descubro que nuestro motor iba fino y aceleraba brioso. Como ha cambiado la película. Hace dos años ya llevaba el Mikuni pero no sabiamos carburarlo bien bien y la moto no terminaba de ir redonda del todo, por no hablar de la panza del tubarro que llegaba a rozar en alguna curva, todo un peligro. Ahora la moto anda un poco más aunque me temia (como si fuera un gurú o un adivino) que pronto habría que abrirla el motor...

Fue estupendo compartir curvitas y pasadas (incluso las que me daban) con estos cracks, jovenes algunos, más talluditos otros, todos razonablemente locos sobre sus joyas con tubarro o sin el, especialmente esas Guzzi Monza que en manos apropiadas vuelan, esas Ducatis 350 agiles y ligeras, esas Bultaco rapidisimas, sin olvidar claro la Norton Max que siempre vemos en estos saraos, ¡su presencia hasta en parado intimida! La estrechez de la pista del polígono, en algunas zonas y curvas, propicia hilar fino e invita a no cometer demasiados errores... sobre todo si oyes que llevas detras un grupito ansioso por pasarte. En los dos dias solo tuve un contacto físico en marcha con otro participante pero no llego la sangre al río, simplemente apuró demasiado sin querer y tuve que ceder mi plaza para no terminar los dos fuera de lo negro. "Lances de carrera"... Con los frenos que llevamos la mayoría, lo entiendo bien...

El calor seguia torturándonos, ¡parar era un suplicio! Pero tampoco puedo quejarme. Jop no paraba de traer agua y la marchosa Bego me ayudó a quitarme el mono cuando terminaron las mangas del sábado. Estoy seguro que algo adelgazamos, ja,ja...El balance no podía ser más positivo. Estábamos estrenando la "nueva" horquilla Betor de mi Ossa. Como recordaréis algunos, el pasado invierno la recortaron y endurecieron, cambiando el retén reventado y un aceite que me contaron parecia chocolate... El caso que la note mucho más sólida y precisa de delante, me dió más confianza y eso que me faltan kilómetros para ir alegre de verdad, pero, lo dicho, el balance fue positivo. El motor también iba redondo, increíble después de once meses parado. Esta moto es una joya. Eso sí, algun tornillo flojo descubrimos. Y hablando del trazado, ¡qué decir!, una maravilla. Las curvas que te llevan a recta de meta son de las mejores del trazado, esas dos de derechas que puedes hacer en segunda o en tercera, dependiendo del desarrollo. Si vas en segunda ruedas a tope de vueltas, tanto que pensé alguna vez que iba a explotar el puchero... Alli tuvimos algunas bonitas escaramuzas, mientras los punteros se escapan sin remedio (las Guzzis y la Ossa del bravo Roy, impresionantes). Saliendo de la última curva, la que da acceso a la recta de meta, no es raro rozar un poco las alpacas que te esperan alli con la bota izquierda o incluso con el codo (de hecho alguno casi compra una parcela importante, según me confesaron luego). Los fotografos se hincharon a tomar fotos en esas curvas, normal..., luego, te agachas mientras aceleras y enfilas la recta empalmando marchas antes de quitar una o dos y negociar la rapidisima chicane que han puesto en mitad de la recta para evitar llegar a la siguiente curva a una velocidad ya de poca broma... Una chicane muy apropiada porque si te vas largo en aquella curva del fondo te puedes hacer mucha pupita (farolas, vallas, muro y edificio, ¡full de ases!)

Solo me lleve un susto aquel sábado y fue cuando la moto, en marcha, se detuvo como si una mano gigante invisible me hubiera frenado.. brutal, por fortuna me aparte de la trazada y como pasó cerca de la entrada a boxes enfilé hacia alli algo confundido. Miramos y vimos enseguida que el carburador ¡¡se habia soltado!!.. ¿quien habria apretado la abrazadera que lo une con el cilindro? mejor no lo digo ja,ja.. no, ¡no fui yo, ni el abuelo!


Todo un hallazgo fue conocer a Carlos Rodríguez de Asturias. Primero nos dejo su arrancador en un momento dado de la jornada, luego comenzamos a hablar... ¡¡y semanas después descubrió y me contó que nos habiamos conocidos en la Stella Alpina del 88!!... casi nada... (y nos intercambiamos fotos de aquellos años de rutas alpinas)... ¡el mundo es un pañuelo! Con Quintial también tuvimos buenos momentos en boxes. Durante la celebración de  las mangas si con alguien disfrute fue con Cuco y su hermosa 851 roja, una joya que obviamente hacia que le estorbáramos bastante en las rectas la mayoría de los que ibamos con monocilindricos nacionales. Durante un par de vueltas pude aguantarle un poco pero, al final, era imposible seguir a aquel cohete italiano en manos expertas de su jinete. Con Champi sin embargo apenas coincidimos en las numerosas mangas y me fastidió, no hubiera estado mal rememorar nuestros "bailes" de Cintruénigo...

Terminamos la jornada bebiendo más agua, y luego otros líquidos para terminar con el gran momento final de un sábado interesante, la típica cena de hermanamiento que proporciona gentilmente la organización. ¿Y qué teniamos para beber en esa cena? Pues innumerables botellas de Toro, precisamente de alli, caldos muy apreciados por el que esto escribe... Francachela y cachondeo durante un par de horas largas bajo las estrellas, apoyados en las mesas que habiamos montado en plena recta de meta entre todos. Ni frio ni calor, comentando mil cosas y saboreando una cena que entró fácil en el cuerpo humano... Y al rato fueron abandonando el lugar muchos compañeros hasta que nos quedamos los últimos de Zamora... Tyto, Mudo, mi padre, Conchi de A.M.Z. y yo mismo. Esas charlas son impagables... de lo mejor del finde. Llego el momento de ir al hotel a dormir y tuve que llevar de polizones en la caja de la furgo a Quintial y al Mudo, vaya risas, anda que si nos llegan a parar los Civiles... nos la clavan seguro...


El domingo apareció soleado otra vez y juraría que con más público todavía apostado en los límites de la pista. Desayunamos chocolate con churros, gracias a la organización, suficientes calorías para arrancar con fuerzas. Esta vez la idea era rodar un poco más rápidos. Las parrillas daban "miedo" esa mañana, parecía que estábamos en el domingo de carreras de un Gran Premio... o casi... el sonido era brutal, más alto que el sábado, ¡al menos en nuestras cabezas!, parecía que ibamos a hacer "algo" serio, ja,ja... En mi caso, después del warm up, la cosa terminó regular, solo duré una de las mangas de exhibición. En la antepenúltima vuelta empezamos a sufrir, no paraban de saltar las marchas... también acusé muchas vibraciones... empecé a preocuparme.. y finalmente en recta de meta abandoné un poco enfadado, incapaz de reducir o meter una marcha más larga... La palanca no se movia, me asusté un poco.. pero me alegré de no gripar el cambio en marcha, una posibilidad que cruzó mi cabeza un minuto antes... Me quedé algo decepcionado pero así terminamos la aventura en Zamora por mi parte. Por fortuna, la fiesta del motor seguia a tope. Volvimos a revisar el juego de la palanca y la citada apenas tenía movimiento. ¿Seria el eje descentrado?, ¿algo más gordo? Sí, tendremos que abrir el motor.. Al final la "profecía" que mencionaba al principio de la crónica se cumplió.. pero no nos podemos quejar, ¡¡llevamos casi dos años sin abrirlo!!, demasiado poco pan pide el pequeño corazón de la Ossa... Veremos.. Empezamos a cabilar un poco.. problema de cambio + vibraciones en general que van en aumento.. ¿cigüeñal desequilibrado?, puede ser, repito, veremos...


Solo me resta agradecer a A.M.Z. sus desvelos por todos los participantes, es un gustazo acudir a sus eventos. Terminamos la jornada subiendo al camión-escenario para recoger un bonito recuerdo. Esperemos repetir el próximo año con igual ganas como poco y mejor fortuna mecánica, claro. A mis amigos, como siempre, gracias especiales por empujarme, en varios sentidos, y por acudir hasta allí, en especial a Jop que nunca había visto un sarao de clásicas y vino desde su Andalucía natal..., y a mi padre por seguir cuidando de la hermOssa dentro de nuestras posibilidades...sin duda una de las motos más bonitas del evento y con la que más gente se hizo fotos durante los dos días, y no es amor de padre/madre, ja,ja.. ¡Salud y gasolina para todos los amantes de las clásicas!

Levántate y... ¡ruge! (primer acelerón)



Hoy toca crónica vintage con olor a Castrol y sonido de tubarros. Volvimos a participar en las clásicas de Zamora, ¡la que enamora! ¡qué buena jugada, acertamos de pleno! Pero comencemos por el principio...

Después de un triste invierno y una primavera complicadilla llego el verano y, como algunos amigos sabéis, seguiamos sin meter mano a nuestra querida Herm-Ossa. Diversos e inesperados motivos personales impedian dedicar horas y energías a la pequeña 250 que seguia durmiendo un sueño injusto desde mediados de octubre pasado, cuando participamos en las carreras de Zuera, pufff, ¡demasiado tiempo sin quemar gasolina, sin escuchar su música, sin vibrar con su rabia! Y rabia guardaba yo dentro por no haberla arrancado alguna vez durante esos meses pero, al final, siempre ibamos retrasando su resurrección. Primero teníamos que solucionar el tema de la horquilla, estaba de pena. Meses atrás, se la llevamos a Rafa KS, todo un experto y pilotazo, para que hiciera algo con ella. La simple Betor no tiene mucho misterio ni demasiadas posibilidades pero pedimos varias cosas, por un lado recortar 6 cms las barras por arriba (sobresalían mucho de la tija superior, todo un peligro en caso de caída) y por otro, basicamente endurecerla (no era raro ya hacer tope en alguna frenada fuerte), recortando muelles, cambio de aceite, ajuste de pasos y cambiar el retén reventado en La Bañeza,  poco más... Y lo hicimos porque todo salió por un precio super razonable. En abril nos acercamos a Albacete, donde corrían los pilotos del Campeonato de España y allí la recogimos. Ya teniamos el primer "hito" cumplido, mientras en mi cabeza seguía la idea de pintar el chasis antes de montar la moto. A finales de mayo teníamos el evento/negocio de Gijón pero empezaron a caer las semanas y por un motivo u otro los problemas personales nos seguían apartando del buen camino... Y llego junio pero como no se celebró, por desgracia, la carrera de Cintruénigo tampoco nos metimos más presión. A La Bañeza no sabíamos todavía si podríamos subir. Al final, entre unos y otros, entre el ayuntamiento y el moto club, me quitaron las ganas de intentarlo. Llegaron las vacaciones y la cosa quedó parada hasta que, durante un par de días, al principio de agosto, mi padre se acercó al taller inesperadamente y desmonto la moto en solitario. Era la primera parte de la misión prevista, imprescindible para pintarla y comenzar a recomponer el puzzle. Yo, mientras, en el trabajo buscaba la manera de encajar en el calendario de agosto las horas que necesitábamos para terminar los deberes pendientes. Teniamos un nuevo objetivo: se iba a celebrar por tercera vez la fiesta de clásicas de Zamora capital, en el polígono de La Hiniesta, organizado por los amigos de la A.M.Z. El caramelo era muy dulce como para olvidarlo...


El taller de nuestra amiga Yoli cerró por vacaciones, merecidas vacaciones, un par de semanas y nos quedamos con un calendario de agosto muy mermado. Abriría el lunes 29 y la exhibición comenzaba el sábado 3 de septiembre. Días antes volvimos a pasar por alli para hacer algunas cosas necesarias antes de pintar la moto. Una era soldar las dos roturas que presentaba el chasis en la parte psoterior, justo donde apoyamos las posadoras. Otra era soldar una nueva pretina "made in LF" para sujetar el bote del sobrante. En Zuera, el año pasado, se nos rajó la antigua. La nueva quedó perfecta, en forma y funcionalidad, parece sin exagerar parte original del chasis. Esa mañana nos escapamos hasta Parla a ver a los amigos de GV Racing, los expertos en deportivas japonesas (tienen dos pilotos corriendo el Campeonato de España con éxito), para solucionar otra pega que arrastrábamos de antaño. Necesitábamos sus útiles y su compañía para arreglar las roscas pasadas de la tapa derecha del motor de nuestra niña. Llevamos los helicoil y en apenas una hora, con la guía de Alvaro, el asunto estaba solucionado. Aprovechamos para mejorar los precintos del motor. Otro pasito dado. Durante esos días, seguía trazando en mi cabeza un pequeño "plan" para aprovechar el tiempo disponible.


Llegó el día 29 y, con ayuda de nuestra rubia favorita, ese mismo lunes se pintó el chasis en un verde pistacho que había elegido yo previamente. Un color que a casi nadie gusta pero que hace contraste con el verde Ossa y que, personalmente, me anima la vista (me recuerda al de las bellas Ninjas, ¡lo confieso!). Eso sucedió aquel lunes por la tarde. Secando el chasis casi a soplidos esperamos los minutos justos para montar horquilla, ruedas, estriberas, amortiguadores y semi-manillares. No daba tiempo a más. La noche se acercaba y el taller, logicamente, cerró. Terminamos la jornada tomando unas cañas en compañía también de Antonio, el ferretero, que se paso por allí inesperadamente. El martes volvimos por la tarde, después de salir del curro. Montamos el motor, la cadena, cables, bobina (con problemas, no encontramos un tramo de los cables), etc... 


La Ossa ya tenia mejor pinta. Esa pinta racing, "broncas", desnudo sexy y macarra que tienen las motos medio acabadas, a punto de despertar y rugir como en sus mejores días. La cuenta atrás continuaba impasible... El miércoles y el jueves, por viajes y temas laborales, no podiamos avanzar en la resurrección de la Herm-Ossa. Llego el viernes 2 de septiembre y el abuelo LF se paso toda la mañana trajinando en la moto. Yo llegue después de la hora de comer, directo desde la oficina, ya con la furgoneta que había pillado para viajar hasta Zamora (dos plazas + moto).


Descubrí una Ossa más "entera", ya estaba puesto la silleta, el carburador y mil detalles más... Tuvimos la suerte de contar con la presencia de Sergio, el "indio", que queria ver la Ossa y echarnos una mano. Y vaya si la echo... entre los tres montamos el tubarro y apretamos sus tornillos y esos muelles antipáticos del codo. Dimos aire a los neumáticos, montamos el depósito y ajusté, subido en la moto, el ángulo y la altura de los semi-manillares. Como me dejaban rodar en Zamora con mi dorsal número 7 no tuvimos que trabajar en ese apartado. Eran casi las siete de la tarde y queriamos arrancarla... Esos momentos siempre son viscerales, casi mágicos, después de una reparación se cruzan los dedos pero no era la ocasión... En todo caso, esta vez no tuvimos suerte. No hubo manera de escuchar rugir el tubarro... por muchos paseos que dimos. Miramos la bujía mil veces y mil veces vimos que tenía una chispa muy pobre. Por desgracia, fallo mio, no me acordé de llevarme ese dia algunas de repuesto... subimos la moto a la furgo a ultima hora sin haber conseguido arrancarla. Una pena. También lo senti por Sergio, se merecia una vuelta con ella. Nos lavamos las manos y nos tomamos unas merecidas cervezas. Al dia siguiente yo sabia que arrancaría en Zamora sin problemas, estaba totalmente seguro. Esta moto tiene tanta alma que a veces una mirada nos dice todo. Con los años he aprendido a conocer cuan noble es. Habla y susurra agradecida por poco que te portes bien con ella. Es una auténtica princesa con clase. Y aquella tarde de viernes me dijo que estaba preparada para un poco de rock and roll... ¿Lo estaria yo después de 11 meses en dique seco? Bendita seas, pequeña dama... sinceramente, ¡a veces pienso que no te merezco!



GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...