La Hermandad...


Existen muchas hermandades por el mundo, algunas antiguas y famosas como las fraternidades de ciertas universidades americanas, otras más sanas y deportistas, conocidas o no tan conocidas. Ese sentimiento grupal de pertenencia suele acarrear cierta identidad extra a sus miembros. El caso que algunas son denostadas, otras admiradas... Hoy quería hablar de la nuestra, aunque no esté "oficializada". Siempre que arranca el invierno y comienza nuestra "temporada motera" con las invernales que más nos gustan (Arguis, Estrella de Javalambre y Riberas de Voltoya) me siento feliz y más cómodo que en otras fechas del año. Sé que en la carretera y en esas citas encontraré, seguro, gente conocida o desconocida de mi propia hermandad, de nuestra vieja tribu romántica amante de la gasolina y de los paisajes sin hormigón. Y no lo digo por deslumbrar a nadie, para nada, en todo caso me siento un privilegiado porque, vaya donde vaya, hay moteros y, normalmente, no hace falta que nos conozcamos para que surga buen rollo y cierta confianza natural, virtudes que no veo tan claramente en otros colectivos. Será que soy un poco mayor ya y aprecio más estas cosas, no lo sé, aunque tampoco sea una novedad, por fortuna. 


Iniciamos la temporada invernal con la idea de subir a Arguis un año más pero, como sucede con esta cita de vez en cuando, al final no lo conseguimos. Primero se puso un poco malo er pápa y el sábado, cuando pensaba salir yo y juntarme más tarde con un amigo, Ricardet comenzó a ponerse malillo por culpa de una incipiente bronquitis que atajamos a tiempo. La vieja "maldición del pantano" vuelve a latir de vez en cuando, está claro. El domingo al menos me di un pirulo hasta Medinaceli por comarcales para comer con los amigos que bajaban de Arguis (principalmente, Mudo).  Ese domingo el sol iluminaba bien las tierras de Guadalajara, también el castillo de Jadraque, pero el frio cortaba sin piedad. Por primera vez en años no tomamos sopa de primero en nuestro habitual restaurante pero sí cayeron algunas cortezas... La Guzzi, la venerable Dama Blanca, bajaba con problemas en un cilindro. Los años no pasan en valde aunque, estoy seguro, todavía la quedan muchas millas por recorrer.


Sobrevivimos a las navidades y llego la cita de Javalambre, y después de no haber acudido a la edición anterior, habia muchas ganas, sobre todo porque ¡buen grupo nos ibamos a juntar! Salvo Paco Motos que no podía esta vez repetir, todos los demás hermanos andábamos por alli. Volviamos a ver a Tomás, Toni y Gregg de los Tortugas, sin olvidar a Xavi y Pepelitro, etc, a Alberto de Utiel (¡por supuesto!) con su infatigable Impala rutera, a Rosa, Alvarito, Cynthia, Bettor, Mudo (con cumpleaños incluido).. y ¡Gusiluz!, que andaba emocionada en su debut, esperando conquistar el domingo la montaña para llevarse su primera medalla. Desde Madrid partiamos los Luises con Yoli & Antuan, en fin, ¡menuda parrilla de salida contábamos para el 2018!

En el tramo de Tarancón a Cuenca enfilo mi padre a velocidad supersónica, ajeno como siempre a posibles radares, buscando el limite del motor de la Fazer. Su "minuto de gloria" dice siempre mientras yo rezo para que no nos hayan cazado en esos tramos de desenfreno ilegal. Así es la hermandad, a veces comete pequeños pecados, de esos recuerdos que luego perviven para siempre... Paradita luego en Fuentes para el café, y cómo no, en Cañete para comer junto a una estufa que se agradeció bastante. Más momentos sencillos, modestos y repetitivos que te llenan de paz y muchas veces de buen humor... Sí, en nuestra hermandad pocas veces hay malas caras o disgustos.


Un placer exótico, y poco frecuente, fue ver de nuevo a la alegre y simpática Cynthia. Su alegría nos contagió sonrisas, como un sol inundando luz por todas partes. Alli estaba ella, junto a Racing Rose, para inscribirnos al tiempo que tomábamos la mayoría un caldito de bienvenida, siempre bien agradecido. ¿Y quién estaba trabajando duramente con los calditos?, sí, nuestro querido Alvarito-Kerker, mi gran idolo de estos años, ja,ja...
 

 Llego Febrero y a mitad de mes llegaba quizá nuestra invernal favorita, la de Riberas de Voltoya. El viaje es corto por más vueltas que des por la sierra pero, como siempre, es agradable aunque, este año, bajaron las temperaturas y, llegando a la provincia de Segovia, comenzó a llover. Toda una sorpresa de última hora contar con otro amigo de la hermandad, el bueno de Iñigo y su renovada ER6. Pocas veces nos vemos pero es un placer compartir horas con él, por cierto, otro amigo informático-motero (amplia variedad dentro de la hermandad, por lo visto estas últimas décadas). Le esperamos tomando un café y unos churros en San Rafael, después de cruzar el Alto del León. Pocos minutos después también se presentaban dos pesos pesados de los ruteros madrileños, ¡Germán y Juanki! A pesar de no llevar el mono de agua no llegamos del todo calados a Juarros aunque pronto el ambiente nos calentó. Allí siempre vemos a lo más granado de nuestra "sociedad". Este año, una vez más, Marco y Meli, Fernando de Fuenlabrada, Miguelon y Mayka (la bruja del licor-café; ¡¡más salada ella!!), Hondita y Enrique del MTM (¡este año con la sopresa de Laura!), Rosa & Alvaro, algunos amigos Tortugas (Gregg a la cabeza) y, por supuesto, los amigos del Foro, en especial Luis y Rosi. Hasta da gusto ver a Dino y una de sus Ducati oldies.. ¿arrancaría este año cuando amaneciera el domingo? La noche fue una muestra más de ese buen rollo de nuestra hermandad... Motos y rockandroll siempre han casado bien. Algunos se disfrazaron por la noche, otros no tanto. Pensé con ironía que mientras no tengamos que disfrazarnos de motoristas vamos bien...


A veces recolocando fotos antiguas en el disco duro te paras en ciertas imagenes unos segundos o incluso algunos minutos. Siento que después de tantas aventuras estoy, más o menos, en la mitad de mi vida, por lo menos justo en el medio de la segunda etapa vital, la que dicen trascurre desde los 30 a los 60, la verdadera edad adulta. Lo importante no es solo el trayecto vivido sino las ganas por continuar. Cuando miro esas fotos, en papel o sobre la fría pantalla, normalmente me recuerdan con cierto detalle lo vivido en ese momento o durante esos días. A veces hay excepciones y me cuesta más. También lamento, de corazón, olvidar algunos nombres, no el de los amigos, pero sí de esa buena gente, conocidos, ¿docenas, cientos?, que se han cruzado alguna vez en alguna parte.

Sí, nuestra hermandad existe y es vasta. Pocas malas caras y pocas manos ausentes he tenido enfrente cuando tuve algún percance lejos de casa. A pesar del daño que hacen los malos, estoy convencido de que todavía queda mucha gente buena por todo el planeta. Grandes y verdaderos ruteros como el amigo Vitin o el insólito Ricardo Fité me lo han demostrado con sus ultimas vivencias muy lejos de España. Son los malditos prejuicios, la falta de empatía, la intolerancia por lo desconocido y la maldita propaganda institucional (cuantos ciudadanos de Irán, por ejemplo, te dicen que no son el "coco", que lamentan que pensemos, desde Occidente, que lo son, por ejemplo) las que, muchas veces, nos equivocan el camino y la mentalidad abierta que debería prevalecer. Sé que hablo de quimeras pero los cambios deben comenzar por uno mismo. Hay gente buena por todas partes, y gente mala también, pero yo creo que un poco menos. En todo caso, me siento un privilegiado por ser parte de esa hermandad que ya me contaba mi padre de niño que existía en el mundo de la moto. A pesar de las excepciones, de los interesados, espantaviejas o amigos del postureo mediático, ahi fuera están nuestros compañeros motoristas y solo tenemos que cruzarnos con ellos para saberlo. En esas estamos, una y otra vez, mientras el cuerpo aguante... ¡y que no se pierda el saludo de las Vs, camaradas!


No puedo cerrar este post sin recordar a un hombre bueno, a un gran campeón sin corona, que se nos ha ido hace pocos días de manera totalmente impredecible, Ralf Waldmann. Da rabia que siendo todavía un hombre joven, 51 años, nos haya dejado. Valiente, simpático, polivalente y ganador de 20 GPs. Que la tierra te sea leve, Campeón, GRACIAS por brindarnos tantos carrerones llenos de valor y emoción.

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...